jueves, 16 de enero de 2014

Margaritas por siempre en el Che.


Muchos bartenders entienden que un Margarita, a pesar de ser una bebida catalogada como “femenina” y popular, es un cóctel noble que merece respeto. Y que ofrece muchas posibilidades para experimentar con sabores complejos, variando la receta tradicional que lleva tequila, Cointreau (o triple sec), jugo de lima y corona de sal en la copa. 

EL ORIGEN DE UN CLÁSICO
Muchos relatos de las décadas del treinta y del cuarenta se disputan “la verdadera historia del nacimiento del Margarita”. Una versión que nos gusta mucho (aunque probablemente sea un mito) dice que el bartender tijuanense Enrique Bastate Gutiérrez inventó el trago para Rita Hayworth, cuando la afamada actriz era todavía una desconocida bailarina de nombre Margarita. Otra historia, menos romántica y quizás más factible, dice que el Margarita es un descendiente del “Tequila Daisy” (daisy es “margarita” en inglés), un trago de tequila, jugo cítrico y granadina que se tomaba en la Segunda Guerra Mundial. 

Las especulaciones abundan , pero lo único cierto es que en los años treinta aparecieron las primeras evidencias de la existencia del cóctel: en el libro Café Royal Cocktail Book, publicado en 1937 por William J. Tarling –en ese entonces, presidente del United Kingdom Bartenders Guild, algo así como el gremio de los bartenders ingleses–, se menciona una preparación, “Picador”, que lleva tequila, Cointreau y lima.
Dieciséis años más tarde, en diciembre de 1957, la revista Esquire hizo los honores de presentar, por primera vez en papel, el flamante trago Margarita, al grito de: “Ella es mexicana, señores, y es encantadora, excitante y provocativa”. Y eso no es todo: se ha difundido que Jack Kerouac, autor de On the Road, mentor del movimiento beatnik, era fanático declarado del brebaje a base de tequila.

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